Cada que escucho las cuatro estaciones de Vivaldi siento como paulatinamente mi piel se eriza . Mis oídos se sensibilizan tanto que me desconecto del mundo. Minuto a minuto la perfección musical va penetrando cada poro de mi cuerpo y me encierro en la belleza de la composición. Me dejo llevar por los ritmos y mi cabeza, mi pie o mi mano se mueven siguiéndoles el paso. Sigue sigue sigue y siento que floto. Cuando aterrizo, cuando concluyen estos perfectos conciertos de Vivaldi tengo que secar mis mejillas o limpiar el maquillaje que se corrió. Siempre el mismo patrón, siempre de papel, siempre me llora el corazón con las estaciones vivaldianas.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=nGdFHJXciAQ#at=66
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