22.6.13

Adicciones y sentidos

A veces pienso que estoy destinada a tener adicciones. No digo esto con el afán de justificar mis malos vicios y costumbres, sólo lo digo porqué así lo siento.  Todos mis vicios, especialmente los que me dañan física y psicológicamente me ayudan a sobrellevar la vida, ayudándome a escapar de la realidad. La realidad que percibo muchas veces pienso que es muy diferente a la que la mayoría vive. A veces siento que mis sentidos son defectuosos y por esos son delicados, el mínimo roce los estimula. Tanta sensibilidad lástima, es cansado, penoso y desesperante percatarse de tanto, así como tener tantas preguntas sin respuesta y no poder detener el cuestionamiento. Mi situación es así. Y es que yo no decidí que mis ojos fueran tan observadores, que mis oídos fueran como los de un perro, ni que mi corazón fuera tan sensible. Yo no elegí las circunstancias que viví, ni las ideas que mi mente se formó como consecuencia de ellas. Es más ni siquiera elegí existir. Lo único que elegí fue seguir viviendo sin estar muerta en vida. He conseguido llegar a esto con ayuda de muchas cosas y unas de esas tantas son el título de esta publicación. Sé que esta no es la mejor manera de resolver o tratar los conflictos internos que cargo, pero sé que es la más fácil, es la que está a la vuelta de la esquina. Es efímera, fría y divertida pero terriblemente dañina. Es horrible ser un vicioso pero es peor saberse un vicioso y no hacer nada al respecto. Hasta cierto punto considero que mi indiferencia ante estos problemas de los que me sé poseedora es debido a que para poder funcionar socialmente siento que los necesito, esto no por el hecho de encajar en sociedad y cumplir el rol de la joven simpática, cool y que está a la moda. La siguiente frase de Hemingway describe parcialmente porqué lo hago: "An intelligent man is sometimes forced to be drunk to spend time with his fools"; y no es que me considere más inteligente que los demás pero me considero una persona inadaptada socialmente y aun más sin ayuda de mis catalizadores sociales: mis vicios. Ellos son los que me ayudan a relacionarme, relajarme y a ser comprensible y paciente ante las conversaciones e intereses  ajenos generales. También me ayudan a dejar de lado por un tiempo la duda y a reírme más. Son unas vacaciones de horas que se disfrutan como si fueran días. Es una constante autodestrucción que mi mente me dice debo detener pero me resulta terriblemente difícil.                                                

Pero no quiero satanizar esto de ser tan sensible, anteriormente sólo he expuesto lo feo de ello porqué es lo que me genera malestar. En realidad el ser así me ha permitido ver con más detalle las cosas, me ha ayudado a disfrutar cosas sencillas como si fuesen las más bellas y excepcionales, he podido tocar y sentir lo que no muchos viven. Esto bonito protagoniza mi mente cuando me encuentro emocionalmente sana, en cambio cuando se me viene la depresión encima es cuando se presenta todo lo expuesto en el párrafo anterior.

Lo bueno es que no todos mis vicios son atroces y destructivos, tengo varios que me son benéficos: mi melomanía, mi bibliofilia, mi cinefilia y mi pasión por el arte pictórico entre otros. El arte no le puede hacer daño a nadie, siempre enriquece el alma y explota las neuronas, le saca ramas a la imaginación e invita a la interpretación, te enseña a volar. A diferencia del alcohol, el tabaco u otra droga, estos buenos vicios te calman sin matarte. 

"I swear to you, gentlemen, that to be too much aware of things is an illness, a real, genuine illness." DOSTOYEVSKY//Frase de Notes from underground

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada vez te sueltas más, se ve más armonía en tus textos, tomando un poco de aquí y de allá, me encanta; sigue escribiendo.

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