- ¿No te interesa saber cómo terminó?
- No.
- ¿No te interesa la vida, ni el sufrimiento de un ser humano?
- El tuyo, no.
- Eres brutal.
- Sí.
- Pensé que tú me ayudarías, Hem
- Lo que me gustaría es pegarte un tiro.
- ¿Serías capaz de hacerlo?
- No. El código penal lo prohíbe.
- Yo haría cualquier cosa por ti.
- ¿De verás lo harías?
- Claro que lo haría
- Entonces guárdate de volver a este café. De momento es lo único que te pido.
Me levanté, y el camarero se acercó y pagué.
Creo que es árbol y lluvia y viento y mosca y música y bruma y ojos y luna y a veces sol
19.9.15
Pensando con los ojos
Sin proponermelo cada que salimos a vagar mis sentidos y yo, mis incontrolables ojos buscan posarse en los detalles de lo que los rodean, se esmeran en encontrar todo aquello que me puede poner en peligro o que me puede acariciar el alma. Su responsabilidad para conmigo es grandísima, pues tienen bajo su tutela una gran parte del ejercito de recuerdos que conforman mi persona. Éste par de ojos funcionales que afortunadamente tengo se encuentran en infinita lucha con la audición y la visión por ser el favorito de mis sentidos. Generalmente no me detengo a analizar y pensar que sería de mí si no tendría alguno de ellos o cualquiera de las partes que conforma mi cuerpo. La perfección del funcionamiento al unísono de todos mis órganos es tan compleja que no deja de maravillarme, es hermoso, único y asombroso. Por esto y por más amo esa rama de la ciencia que se especializa en el entendimiento del funcionamiento del cuerpo humano, que busca su sanidad a toda costa y la prevención de que enferme. Tengo la fortuna de estudiar esa maravillosa ciencia llamada medicina.
Sobre la infidelidad
"Al principio es divertido y estimulante, y sigue siéndolo por largo tiempo. Todas las verdaderas maldades nacen en estado de inocencia. Uno vive al día, y goza de lo que tiene y no se apura. Uno empieza a decir mentiras, y no quisiera decirlas, y empieza el desmoronamiento y cada día crece el peligro, pero uno va viviendo al día, como en la guerra."
Fragmento de París era una fiesta de Hemingway
Fragmento de París era una fiesta de Hemingway
7.3.15
4.3.15
Jean-Marc Desgent
Selección del Poemario: Ce que je suis devant personne. Lo que soy frente a nadie Nadie, pronto, nadie, en otra parte. Entonces, voy donde no hay camas para dos, donde no existen palabras inútiles. Por supuesto, a veces envidio al enamorado que se desviste sin pensar, que se desliza cerca de su próxima catástrofe, que no se equivoca traicionando la luz o la materia de su propia realidad. Imagino, conmovido, sus pequeñas vestimentas dobladas o tiradas sobre la silla, en la pieza, en la vida. Prefiero las cosas abandonadas. Están ahí para nuestros cuerpos cesantes, para nuestros cansancios de obreros. Ellas nos llevan de regreso al cero, ellas reflejan la unidad del ser y del mundo, ellas se quiebran por nosotros, ellas se quiebran muy bien; se alejan, pues, de los que piensan en los libros o que se ven como verdades. II Tantas miserias, de dolor me absorben, me interrogan, me invaden que me es imposible ser exacto. Ellas me devuelven a mis zapatos desolados, a inviernos interminables, a pasos en el centro de la borrasca, a la soledad que creada por frío, al desdoblamiento del ser. Pensar, morir, llorar no me pertenecen más. Los sueños se apagan por si solos, ningún resguardo es conveniente. III Sucede que inadecuado en lo real, me enamoro de una silla, de una cama, o de un teléfono público. Los ojos, cuando son verdaderos ojos, ojos enloquecidos, ojos de profundas necesidades, me vigilan, me siguen y toman lo que arrastra...lo poco que me queda. Mis hermosos ojos irrespon- sables no conservan nada; ni el movimiento, ni la blancura de las aves, ni la fachada de los monumentos, ni el movimiento de la blancura de las aves sobre la fachada de los monumentos. Me alejo de la forma humana como huyo de mi persona insuficiente. Frente a la ventana, veo el marco, frente a la suma de necesidades, de las urgencias absolutas, sano el hambre y la sed. IV El hablar me complica y me destruye. Entonces, lo digo todo sin gravedad: Tengo escalofrío, acelero el paso, agarro un catarro, acomodo mi bufanda, bajo las pupilas, tengo calor, tengo frío, soy una pequeña mecánica espiritual atrapada por la nieve. Después del paso de los veinte últimos siglos, después de todas esas voces sin unidad formal, después de tantos otros corazones malditos, después del amor esparcido fuera de nosotros, después de nuestros poemas destructores de poemas, comprendo que nada me sana, que nada me consuela. V Dominado por un dolor que me irrita hace dos días, dominado también por esta luz de atardecer que entorpece y que me recuerda un día en que amé a alguien, tengo el ritmo lento de los buques de carga, doy mi voz al ser de la soledad, de memoria, aprendo los poemas que transportan el agua, el abastecimiento adonde la existencia es frágil y sin contemplación. Seamos concisos, materiales, indiferentes, perfectos: La realidad es nuestra monstruosidad; Ella nos deja a merced de nuestro rechazo al inmediato. Sin embargo, nada que se derrumba, nada que no continúe su trayecto, nada impensable, nada sorprendente. El agua corre, el fuego penetra la madera, las llamas suben hacia la nieve, la nieve se establece en nuestros hombros, somos del vértigo, nacemos como chispas e iluminamos momentáneamente las noches que atravesamos.* ----------------------------------------------------------------- * El calor me desgasta. Un libro sobre una silla me atrae pero no tengo ganas de leer. Algunos pájaros grandes, a lo lejos, se disputan y acompañan mi alcohol que vuela, que resbala, me enamora. Nuevamente veo el invierno y una vez más caminando contra el viento. Me digo que en las noches de invierno, parecemos animalitos emboscados. Pienso en alta voz en los momentos en que todos estamos muy cansados. Pienso que faltarían ángeles para trabajar por nosotros. Pienso como se muere. El vientre del invierno, el pesado abrigo colgado para que se seque, la mano sobre la mesa, la otra imitando el vuelo de las aves, algunas palabras tan materiales que calientan mi cama, la manada corriendo sobre el banco de hielo en un sueño, una casa aislada en el frío, la embriaguez frente a la actualidad del día, los astros que caen y los que aparecen frente a nuestros ojos, los seres transformándose en piedras y poniéndose inescrutables, las tristezas que duran hasta el día siguiente, todo el agua de la sed, el silencio guardado sobre ciertas cosas para no ir demasiado rápido a la muerte, el cuerpo como lugar privilegiado de la tierra negra. Eso se envuelve bajo mi propio nombre. |
25.1.15
DI NO A LA LITERATURA
Es domingo. Llamaría verano a este exceso de expectativas,
aunque esté a punto de arroparme.
La cama de mis padres suple el terreno
del que se me arrancó. Supongo que me gustaría
hacer justicia al amor que recibí y, por tanto,
seguir echándolo de menos. Pero aquí
nadie permanece. Diría que estoy bien
ahora que solo escucho una pelota ventana abajo, donde
tres palmos de persiana bloquean el exceso, donde
sobre el colchón reposo la luz
en cuarentena. Al acelerarse el golpeo,
supongo a un niño botando un balón. Absolutamente, pienso,
se regenera todo. El edificio de enfrente que bloquea las nubes, sobre mi cristal,
crea una copia exacta. Me planteo
si empezar un libro y aprovecharme en el espacio. Me antepongo
a mí, por eso precisamente. Acabo de descubrir que no necesito
nuevas voces ni vidas afuera; no ahora que he empezado
a aceptarme en la mía. Me giro pensando que ojalá
no vuelva a necesitar la literatura. No volver a escribir,
lo agradecería tanto. No volver a recordar al hombre. No obstante,
me duermo asumiendo la realidad
en cada uno de sus términos. Poniéndome a mi altura,
me comunico. Me digo todo pasa y, por muy tratado que esté el amor,
también se olvida todo.
ALBERTO ACERETE
2.1.15
Así estoy
¿Qué hago para descubrirlo, saberlo y hacerlo?
¿Cómo hago para resolverlo?
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