13.7.18

Estando en el límite

Dormir súbitamente por el cansancio acumulado multifactorial, déficit de neurotransmisores, desvelos frecuentes que cuando niña eran intencionales. Reloj biológico hecho mierda por cuestiones académicas y mala vida, por constantes estilos de vida insanos. Sanidad que se añora y no se se encuentra porque en realidad no se busca, la rutina vence al cambio. Cambios imposibles que se anhelan con ímpetu cuando parece que la luz se ha extinguido en todas partes. Partes del cerebro
disfuncionales que complican las cosas más simples, desenfocan lo más claro y contaminan lo genuino. Genuino dolor el que se siente por nimiedades, a veces tan profundo que dan ganas de desgarrar el alma para dejar de sentir. Sentimientos que se despiertan con el mínimo roce del viento, que crecen sin alimento, que hacen la empatía algo tan sencillo. Sencilla la capacidad de impresionarse, misma que produce una felicidad que envicia. Vicios que acompañan principalmente los días críticos para que sean más digeribles. Digestión externa de ideas añorada cual serpiente. Serpentario de emociones desbordantes, explosiones de ideas catastróficas y a veces grandiosas, arcoíris de dolores con sonrisas enredadas. Dolencias somatizadas en el pecho que sofocan, en la mente que entorpecen las neuronas, en el cuerpo que lo dejan adinámico. Dinamismo que aparece abruptamente haciéndote brillar en ciertos aspectos. Estos y otros aspectos del día a día que te acompañan.

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