22.11.13

Mi mayor vicio

La música tiene algo que la convierte en el mayor de mis vicios. En realidad son muchos los algos que la hacen protagónica en mis días. Es perfecta. Me sirve de escape, de escucha, de terapia, es todo lo que no es ninguna otra cosa. Puedo acudir a ella en todo momento, reproducirla mentalmente o por medio de un aparatito electrónico. De día o de noche, en todos los polos siempre está presente, es infalible. No hay nada que pueda sustituir el poder que ella tiene sobre mí pues mis días sin ella me transforman, se dificultan y se decoloran. En ocasiones me digo que es patólogico permitir que algo tenga tanto dominio sobre mí, algo así como estar estocolmizada con ella, sin embargo después me convenzo de que no es tan malo pues no dano a nadie ni casi nada al tenerlo. El casi mencionado corresponde a lo que sé se perjudica como consecuencia de él: Las relaciones y el trato con los seres humanos. Y es que en muchas ocasiones prefiero pasarla escuchando música que escuchando a la gente, ésto no porqué sienta desagrado por ellos, sino porqué muchas veces no sé de qué hablar con ellos. Me he preguntado porqué me sucede ésto y lo he resuelto: Es algo muy sencillo, sus temas de conversación no me interesan, incluso me aborrecen. Las mayoría de las personas con las que trato casi todo el día suelen hablar sobre las mismas banalidades, sobre las cosas más mundanas de las que no siento obtener ningún beneficio más que unas risas de minutos. Y no es que no me guste reírme de la vida, de hecho es una de mis mayores prácticas y es por eso que preferiría no ser tan burlesca en mis conversaciones. Quisiera llevar a cabo conversaciones de las que pueda obtener alguna enseñanza, que cambien mi pensar, que me alteren el cerebro. Que me ericen la piel y me confundan. Quiero confusiones enrriquecedoras y resolutivas, vivirlas y disfrutarlas conforme se llega a una conclusión entre los conversadores. Ésas son las conversaciones que yo añoro y que en contadas ocasiones obtengo y como consecuencia de su ausencia me alejo y me musicalizo, me desconecto, dejo mi papel social y adorno el momento con mi mayor vicio.


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